¿Por qué? Bueno, casi en todos los fics que hablan sobre incesto, la gente que los escribe se olvida de que los personajes siguen siendo hermanos, y no hay ese trato de la historia desde la perspectiva de la hermandad, y esa es la única y verdadera razón de por qué leo incesto; porque tengo atracción natural por la hermandad. Me interesa demasiado, y me interesa demasiado ver cómo se transforma y cómo permanece cuando los hermanos transforman ese lazo permanente, total y eterno de hermanos en algo más, porque a pesar de cualquier otra relación que puedan tener, siempre, siempre van a ser hermanos.
Incluso después de que muere, un hermano es un hermano para siempre.
Y este fic trata esos aspectos a la perfección. Es perfecto. No encuentro un mejor adjetivo, es un fic perfecto. His Scarlet Ibis es definitivamente el mejor fanfic que he leído. Del fandom de Thor.
Probablemente pasen mil años antes de que vuelva a leer uno tan bueno.
Pero ya lo desahogué ayer con Deii. Lo que pasó fue que His Scarlet Ibis me hizo recordar cosas de cuando era pequeña, y tengo semanas pensando que es peculiar que en verdad recuerde, casi como humo, cuando andaba en andadera.
Era demasiado pequeña para tener recuerdos, pero lo recuerdo casi como si todavía anduviera en ella de aquí para allá, asustada de la velocidad que daba por momentos, cuando me emocionaba y quería correr.
Tengo muchos recuerdos de la infancia, y me di cuenta mientras leía que la mayoría de ellos eran con mi hermano; pequeños fragmentos de los lazos rotos y los otros pequeños que son como pegamento.
No importa lo que uno haga, un hermano es un hermano y está ahí toda la vida. No importa lo solo que te quiera sentir o que pienses que te sientes, si tienes un hermano, incluso cuando no está, es como saber que hay alguien en algún sitio con el que compartes 'algo'. No sabes qué, y tampoco sabes si es sólo que tienen 'la misma sangre' o es algo mucho más allá de eso.
Muchas personas toman la hermandad a la ligera, pero uno pasa más tiempo con un hermano que con los padres. Uno aprende más de un hermano que de nadie más.
Y tengo todos estos pequeños recuerdos, de cuando leía por las noches, de cuando iba al parque, cuando me enfermaba, cuando veía una película, cuando algo nuevo sucedía. Mi hermano está ahí en cada uno de ellos. Incluso recuerdo la primera vez que lo dejé solo en casa para ir con mi mamá a trabajar, porque nos turnábamos para acompañarla. Él estaba dormido porque eran las cinco de la madrugada y recuerdo que tuve el terrible impulso de echarme a llorar porque no quería dejarlo solo. No lo hice porque no sabía cómo explicarle a mi madre que, si yo me iba, ¿con quién iba a jugar él mientras yo no estuviera?
Un hermano no es una persona más que llega, un hermano es alguien con quien compartes media vida, te guste o no te guste hacerlo.
Siempre recuerdo pequeñas cosas que probablemente deberían ser insignificantes y no tengo ningún motivo racional para recordarlas, en muchas de ellas no es que haya aprendido algo como para que no se borren de mi mente, simplemente se quedan ahí. Quizá no en la mente sino en el alma, que puede almacenar todas mis vidas pasadas.
Por ahora me encuentro enferma, de esas enfermedades que parece que no son enfermedades pero que sí lo son, y te joden de algún modo. Y probablemente me acuerde de esto durante mucho, mucho tiempo.